lunes, 25 de octubre de 2010

El fin está escrito


Era una noche fría, húmeda y ventosa, cuando él, abotonándose bien el abrigo sobre su cuerpo consumido y alzando el cuello por encima de las orejas agarró el tirador de la puerta para salir por fin a la calle. Sin embargo, en el último momento, volvió a dudar, se dio cuenta que no lo tenía claro y se detuvo.
Aquel año 2055 no estaba siendo un buen año. Aparte de todo lo que había pasado, era ese punto de inflexión que se dice que siempre hay en la vida de uno y que te descoloca. Por supuesto, sabía que no era el único con problemas, que bastante tenía la gente con todo aquello, pero era incapaz de entender por qué le estaba sucediendo a él, por qué había llegado hasta ese extremo.