lunes, 25 de octubre de 2010

El fin está escrito


Era una noche fría, húmeda y ventosa, cuando él, abotonándose bien el abrigo sobre su cuerpo consumido y alzando el cuello por encima de las orejas agarró el tirador de la puerta para salir por fin a la calle. Sin embargo, en el último momento, volvió a dudar, se dio cuenta que no lo tenía claro y se detuvo.
Aquel año 2055 no estaba siendo un buen año. Aparte de todo lo que había pasado, era ese punto de inflexión que se dice que siempre hay en la vida de uno y que te descoloca. Por supuesto, sabía que no era el único con problemas, que bastante tenía la gente con todo aquello, pero era incapaz de entender por qué le estaba sucediendo a él, por qué había llegado hasta ese extremo.

martes, 21 de septiembre de 2010

El tiempo y los libros



Este verano, tan bueno y tan malo, me he dejado llevar por ese deseo propio de esta época de romper los hábitos de nuestra vida cotidiana, supongo que porque asignamos un carácter opresivo a la rutina doméstica del resto del año, cuando en muchos casos no podemos negar que nos encanta volver a engancharnos al “calorcito” de nuestras costumbres de siempre (“como en la casa de uno…”).
Pues bien, acudiendo a un viejo rito playero, este verano he vuelto a leer la prensa diaria, en papel me refiero. Y me alegro, porque he topado con algo que fortalece mi pasión lectora y escritora, ésta más débil y con mayor necesidad de refuerzos. Y aquí me encuentro.
Llevaba meses negándome a enfrentarme al muro de las lamentaciones de las noticias diarias del mundo, me valía con un leve asomo a Internet por la mañana o la radio durante el yogurt de la cena. Sé que dentro del perfil del hombre/mujer moderno y culto está el requisito de “lector habitual de prensa generalista”, y el hecho de negarme a ello me ha prejuzgado ante algunos como el clásico tío que leer leerá, pero el As o el Marca. Pero me daba igual.
Porque ni de coña es así. Se trata de un mecanismo de autodefensa al que me obligo ante una coyuntura complicada que me viene encima. Por mucho que sea importante estar al día, a veces para resolver lo tuyo tienes que abstraerte del resto, sobre todo si ese resto es un cúmulo insufrible de malas noticias y estupideces sórdidas, alimentadas por políticos inmerecidos, periodistas-opinadores de perfil bajo y tarados mononeuronales encumbrados al Olimpo mediático. Espero que Dios o quien sea les haga pagar sus guerras infundadas, promesas incumplidas, mentiras calculadas, tertulias chachorras y otros espectáculos sonrojantes.

sábado, 29 de mayo de 2010

Fahrenheit 451 - Ray Bradbury

Editorial Minotauro
¿Que no has leído Fahrenheit 451?, ¡si es un clásico de la Ciencia Ficción! me dijeron.
Esta fue la última de las razones que me llevaron a leer este libro. Fue el empujón que necesitaba para adelantarla en la cola de lecturas pendientes, ya que la mejor referencia la tenía de quién es su autor, Ray Bradbury, y de sus relatos. Son fantásticos; el primero que por casualidad cayó en mis manos, "La Sirena", ya me fascinó. Además, esta historia tiene puntos en común con nuestra actualidad cultural y social.
Pero volviendo al libro, ¿ciencia ficción? Encajaría por el hecho de que se desarrolla en un tiempo futuro indefinido y en una sociedad distinta, que sucede a la nuestra después de no se sabe qué varapalo planetario. Pero solo por eso. No creo que figure en las estanterías de los adictos puros al género, aquellos que buscan en estas historias una fuente de ocio y entretenimiento muy arquetípico (naves, armas de rayos, trajes futuristas, humanoides, etc.).
Porque esta novela es de otro corte, es difícil, metafísica, requiere concentración y ser un lector “profesional”, que no deja el libro cuando en la página 3 no encuentra lo que espera. Sin embargo, es una gran novela, si no muy original sí pura ciencia ficción profunda y humana.