El pasado Día del Libro en Madrid acudí a la Librería Rafael Alberti a un encuentro de Enrique Vila-Matas con sus lectores. Me gustaría frecuentar más estos eventos que, por un lado, ponen cara y voz a los autores, algo siempre interesante aunque causa de algunos chascos (los escritores no son estrellas de cine) y, por otro, fomenta el disfrute de la librería como espacio de encuentro social entre afines, que, también, siempre es interesante para libreros y acosados grupúsculos minoritarios como nosotros.
Aparte del encuentro con V-M, que es otra historia, (habla bajito y como muy calmado), procedí a la santa liturgia de buscar libros entre la inmensidad de lo propuesto en las mesas. Es un acto muy cercano al hurgar, casi hociquear, remueves y recolocas sin un afán definido pero teniendo claro que algo interesante va a aparecer. Así era que, literalmente oculto entre jugosas alternativas, no sé aún porqué, vi este libro, mejor dicho, una pila de libros de esta editorial, Contraseña, ¿y estos tíos?, el segundo de los cuales era el que nos ocupa. Libros pequeños, pero que pesan, con una bella portada, libros que parece que están enseñados a prolongar la voz del editor llamándote para que le prestes atención. Markéta Lazarová. Según lo cogí y lo ojeé me gustó. Y me place arriesgar con las nuevas editoriales que ofrecen un producto bien elaborado. El autor, Vladislav Vancuna; ni idea, pero vivió y sufrió la primera mitad del XX, en la región de Bohemia (que si caída del Imperio Austro-húngaro, Viena, Praga, entreguerras,...). Me encanta, me apasiona el rollo Joseph Roth.
Este hombre fue conocido, además de por sus obras literarias, como símbolo popular de rebeldía ante la invasión de los nazis; cómo no, se lo cargaron, acabaron con él, fue fusilado por la SS en 1942. Ya sólo por eso, por ser un escritor de renombre indignado y sublevado ante lo que se le venía encima, y ser éste un espécimen extinguido en la civilización actual (los de renombre, los otros no lo sé, es posible que no), por lo menos de la fauna ibérica, me provocó una clara empatía. Después de rebuscar por ahí volví a él. Y eso que el texto de la contraportada me echaba un poco para atrás, al dejar claro que se trata de una novela histórica, ¡vaya por dios, si son todas iguales!, no las leo. Pero el instinto es el instinto.
En efecto, es una novela histórica, oído a todos los aficionados al género, pues trata de aventuras de héroes y villanos en la Edad Media centroeuropea, pero el autor aplica un tratamiento peculiar a su obra que la hace diferente de lo convencional.
Estamos en Boleslav, al noroeste de Praga, entre Alemania y Polonia: reyes guerreros, nobles desalmados que derraman sangre como si nada, caminos que cruzan los bosques infectados de peligros, rufianes resguardados en castillos con foso, bellas hijas con sentimientos nobles; el rey, harto de los bandoleros, manda un regimiento a los caminos de Sajonia para acabar de una vez con ellos. El capitán y sus soldados son unos tripones acostumbrados a la buena vida, que se tienen que enfrentar a nobles venidos a menos, que se dedican al pillaje pero manteniendo férreos códigos de honor. Batallas cruentas, espadas clavadas en cuerpos embarrados, hermanos muertos que requieren ser vengados, hijas de bandoleros que se enamoran de quien no deben. Todos los ingredientes de una novela histórica de toda la vida.
Pero, como decía, se distancia de ellas. Lo primero que llama la atención es un narrador omnisciente en primera persona; él está allí, a veces se encara con los personajes para recriminarles sus acciones, y también se dirige al lector para que reflexione o considere algún pormenor. Me gusta este planteamiento, parece que va corriendo con todos ellos y que de vez en cuando mira para arriba y nos dice, ¿te das cuenta? Es original.
También está la preciosa prosa poética desplegada por el autor, alejada de la fácil, ágil y veloz propia del género. Esta característica puede hacer a veces un poco densa la lectura, no por aburrida, nada de eso, sino por enriquecida por un lenguaje brillante.
Debo hacer mención especial a lo que entiendo que es una traducción excelente; obtener esta belleza poética en la prosa desde el idioma checo, sin perder el ímpetu de la acción y sin inconsistencias ni cabriolas desaforadas me parece digno de reconocimiento. Bien por los de Contraseña.
En conclusión, no es una de las grandes novelas del siglo XX pero nos hace disfrutar con sus aventuras medievales muy bien contadas.
Hola, Jose,
ResponderEliminarLos de Contraseña ya llevan tiempo publicando obras tan curiosas como las que has leído. De hecho, tienen una calidad agradable, y por la sencillez. De hecho, Contraseña, es una respuesta a la editorial Alianza en bolsillo. De manera que, no te arredres, y busca más obras de la misma editorial. También trabajan con libritos de ensayo y de poesía. Pero infórmate, y gracias por esta información.
Un abrazo,
de H.