sábado, 12 de marzo de 2011

Carta de Joseph Roth

El 5 de agosto de 1915, Roth escribe una carta a la redacción del Österreichs Illustrierte Zeitung, ofreciendo con vehemencia sus primeros poemas:


Estimado señor redactor jefe:
Soy uno de esos a los que llaman poetas, locos o mendigos, o todo a un tiempo. Los tres atributos me cuadran, muy especialmente el último.
No es la nostalgia de la tinta impresa la que me hace escribirle, sino la necesidad. Hoy en día, enseña a no rezar. Nos hemos olvidado de rezar, porque hemos visto que era en vano. La necesidad enseña hoy a pedir. Pero el ruego se transforma en oración, y el hombre al que es dirigido se convierte en Dios. ¡Para mí, eso es lo que usted es ahora, señor redactor! Ojalá escuche mi ruego.
Si no lo sabe, sin duda intuye lo que es ser pobre. Qué pasa cuando se tiene una gran ansia en el corazón y no se lleva ni una moneda en el bolsillo. Cuando en los días de verano, con el cielo azul como en los cuentos, se quiere salir de la ciudad y se encuentra uno en el tranvía con la incómoda institución de los cobradores y controladores. Cuando no se puede salir a pie porque el corazón de un zapatero es duro, más duro que una suela de zapato. Cuando hay que quitarse el pan de la boca para escribir un poema en una hoja de papel limpio. Cuando hay que entregar las cartas en persona in loco, porque el correo exige tasas de franqueo. Cuando se ama la vida, y esa hermosa y diabólica mujer le rechaza fríamente a uno, como a un amante incómodo.
Si sabe usted todo esto, señor redactor, no echará este envío a la papelera. Sería una lástima, no tanto por mis poemas como por el hermoso y blanco papel…
*David Bronsen, Joseph Roth Eine Biographie, Colonia 1974 

Obtenido del libro Primavera de café, de Joseph Roth, Acantilado.



1 comentario:

  1. Ya, Jose, aquí Joseph Roth tiene toda la razón; pero si vas ahora, con una carta así, lo primero, en España, es que el editor no te hará caso, y lo segundo, si te presentas arrastrándote en el despacho del susodicho, o llaman a seguridad o te echa con cajas destempladas.

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